Ganasteis. Todos. Ganasteis.
Pliego velas y os leeré en otro sitio. O no. Me rindo. Porque ganasteis.
Ganasteis porque me duele.
Me duele ver a amigos catalanes justificando el no hacer caso a la ley, a amigos vascos justificando atentados o kale-borroka, a amigos policías y guardias civiles cargando contra otras personas, a amigos aragoneses justificando los insultos y los ataques, a amigos andaluces gritando «A por ellos», a murcianos que atacan a los de Cartagena y cartageneros que se ríen de lo del soterramiento. Me duele. Me duele ver a amigos asturianos justificando subsidios, a extremeños pidiendo el boicot a los productos de aquellas comunidades con las que no están de acuerdo. A valencianos alegrándose de la muerte de una persona. A madrileños enarbolando una bandera para justificar cualquier abuso. A gallegos que no quieren que les visiten al grito de «turistas fuera».
Me duele ver a amigos catalanes justificando que se acose a niños por el echo de que sus padres son Guardia Civiles, quieren aprender en español en su país o pedir que anoten los nombres de los comercios y empresas que no cierran en una jornada de Vaga General. A amigos del resto de España animando a dejar de ir a determinados hoteles o ciudades, o berrear como si fueran a una guerra. Me duele ver a paisanos enfrentarse en una guerra constante, en la calle, en las redes, en los balcones, en los comercios, en los colegios, en el supermercado. «Habla catalán, cabrón» le decía uno. «Eres español y te jodes» le contestaba el otro.
Me duele ver a amigos de Podemos justificando el que se vaya en contra de la ley, a amigos del PP justificando que no se hable y dialogue con determinados partidos, a amigos del PSOE justificando el dar rédito al gobierno. Me duele ver a amigos de Ciudadanos intentando sacar tajada política, a amigos de IU atacando a otros por pensar diferente.
Me duele ver a amigos cristianos justificando una barbarie en nombre de Dios. A amigos ateos atacando a cristianos por el echo de creer en ese Dios.
Me duele ver a amigos heterosexuales criminalizando a amigos homosexuales. Me duele ver a amigos homosexuales despotricando contra todo hetero «tu no lo entiendes, porque a ti no te han perseguido por ser maricón, así que no opines».
Me duele ver a amigas mujeres atacar con frases como «tu no lo entiendes porque no eres mujer». Me duele ver a amigos hombres atacar con frases como «tu lo que eres es una feminazi».
Me duele ver al Gobierno de España mintiendo. Me duele ver al Gobierno de Cataluña mintiendo. Me duele ver a los medios de comunicación arrimándose al Gobierno que le da de comer (contratando publicidad, abriendo teles públicas o dando licencias). Me duele ver a los medios mintiendo. Me duele ver que todos se creen a pies juntillas las notas de prensa de los Gobiernos, cada uno del que le conviene. Y que todos critican y gritan ¡mentira! las notas de prensa del que no les conviene.
Me voy.
No soy equidistante, tengo mi opinión. ¿Quieres juzgarme? Hazlo. No estoy de acuerdo contigo, pero estás en tu derecho siempre que respetes mi opinión. No soy equidistante, tengo mi opinión. Pero eso no me invalida como interlocutor y tu no quieres que hablemos. Parlem? le decía el otro día una empresa de publicidad. Otra le contestaba Hablemos!. Pero no. Si no te contesto lo que tú estas opinando me ves enfrente. E-N-F-R-E-N-T-E, enfrentado, de enfrentar, de estar frente a. Y me voy.
Estoy triste, sin fuerzas. Tengo esposa. Dos niños. Una empresas. Cuatro empleados. Clientes. Y me voy. ¿Qué va a suponer para mi estar preguntándome por qué alguien hace algo tan ilógico?. Así que me voy. No abriré las redes sociales, por miedo a qué me encontraré. No por desinterés. No porque me de igual. No porque sea un insensible. Por no hacer daño a mi familia, a mis empleados, a mis clientes, a mi empresa o a mi mismo. ¿Volveré? Espero. Seguramente verás actualizaciones. Pero será raro que veas interacción.
Ganasteis. Todos. Ganasteis.