El otro día me paso una cosa curiosa. Como sabéis llevo cosa de un mes de casado y mantuve el siguiente dialogo con mi esposa. Ya sabéis que soy muy feliz, pero ya andaba yo con ganas de irme de parranda, así que le dije a mi mujer:
– Mi vida, ahora mismo vengo…
– ¿A donde vas cariño…? (expresión de recién casados)
– Al bar mi cielito, a tomarme una cervecita.
Mi mujer se lleva la mano a la cintura y me dice:
– ¿Quiere cervecita mi amorcito…?
Y en eso abre la puerta del frigorífico y me enseña 25 marcas de cerveza de 12 países diferentes: mexicanas, alemanas, holandesas, japonesas, etc. Yo, que no sabía muy bien que hacer se me ocurre decirle:
– Hay mi pichurri… pero en el bar… tu sabes…la jarra helada…
No terminaba de decir esto cuando me interrumpe diciéndome:
– ¿Quiere jarra congelada mi amorcito…?
Saca del congelador una jarra helada, congelada, blanca… tan blanca que hasta temblaba de frío. Yo apenado le dije:
– Si churri mía pero en el bar sirven unas tapitas riquísimas..vuelvo enseguida, ¿vale …?
– ¿Quiere tapitas mi amorcito…?
Abrió el horno y el frigorífico y me sacó quince platos diferentes de tapas…: aceitunas, chopitos, mejillones, berberechos, patatas bravas, patatas ali-oli, cacahuates, palomitas, quesos, pate, caviar, carnes frías, etc.
– Pero caramelito… en el bar … tu sabes… las maldiciones, las palabrotas y todo aquello…
– ¿Quiere palabrotas mi amorcito…?. Entonces: ¡¡¡TE TOMAS LA JODIDA CERVEZA EN LA PUTA JARRA HELADA Y TE COMES LAS TAPAS DE MIERDA. PERO DE AQUÍ NO SALES, HIJO DE LA GRAN PUTA!!!