Si, a tí, hombre que tienes pene, te contrato porque entre los hombres nos tenemos que ayudar. Te contrato porque entre nosotros tenemos que apoyarnos. Osea, te contrato porque tienes poya y los que tenemos poya nos apoyamos.
Discrimino a la mujer ¿por qué? Porque tiene vagina. O chocho, como dije esta mañana en el EBE15. Ante igualdad de condiciones, contrato al hombre, porque si no lo hago yo, que soy hombre, como él, hermano de pene, de igual a igual, picha de mi picha, ¿quien lo va a hacer? ¿Una mujer? Si, claro, seguro que si.
Además, como hombre que soy tengo que dar a conocer a todo mi circulo cercano que, ante la duda, discrimine a la mujer por eso precisamente, porque no tiene pene. Ahora que lo pienso… Una mujer con pene me crearía dudas.
Permitirme la meada fuera del tiesto para empezar mi post de hoy. Parece que últimamente solo lo utilizo para estas reflexiones, pero entiendo que me sirve para explayarme ante el mundo de twitter que no me deja mas que 140 caracteres (y benditos 140).
Esta mañana estuve en la fantástica charla de Begoña Martínez y Beatriz Sevilla «A golpes contra el techo de cristal». Aprendí los problemas que encuentra la mujer en su vida (escuela, formativa, profesional), cómo ante igualdad de condiciones el sexo (algo que no eliges tu, que te viene impuesto) es definitivo para tomar una decisión u otra, como el sesgo te lleva a tomar decisiones inconscientemente y como mejorar los procesos deductivos, eliminando las distracciones inherentes al género de una persona, hacen que la incorporación de la mujer a los elementos productivos, de decisión y dirección es mucho mayor.
Varias buenas praxis para intentar evitar el sesgo cognitivo:
- contaron el caso de que ante una audición a ciegas de una de las grandes orquestas mundiales, la orquesta sinfónica de Boston, donde los que elegían los músicos que iban a formar parte de esta, si los que seleccionaban no sabían si quien estaba haciendo la audición era un hombre o una mujer, el número de mujeres que elegían se incrementaba sustancialmente; en la actualidad, el 40% de la orquesta son mujeres ¿cómo? Eliminado el sesgo cognitivo)
- velar por evitar el lenguaje no sexista o comentarios claramente discriminatorios o exclusivos tales como: «¿pero tu entiendes de herramientas?» o «Mejor un hombre, porque esto de la fontanería es un trabajo de hombres».
- …
Hay un sesgo claramente identificable en el mercado laboral: El acceso de la mujer no es equivalente al acceso del hombre en todas las categorías profesionales y es mas que obvio el desequilibrio entre mujeres y hombres en el acceso a los cargos de responsabilidad. Eso es un hecho cuantificable.
Todos tenemos sesgos. Para los que no estamos en esa lucha diaria y que tenemos la suerte de no tener que remar contra una sociedad sexista per se, la batalla se nos queda lejos. Pero lo peor es que da igual si eres hombre o mujer. Tú también tendrás sesgos. Yo soy el primero que los tengo y me descubro (horrorizado) con comentarios del tipo «Fulanita es la señora que trabaja en casa y ayuda a mi mujer» o «¿Cómo te arreglas con los niños y el trabajo?» (dirigiéndome a una mujer y, a sabiendas, que no se lo preguntaría nunca a un hombre). Y no pensemos que por tener un determinado nivel educativo/social la cosa varía. Es más, como bien dijeron ellas en su charla «cuanto mas listos, mas tontos» Una de las diapositivas mostraba a las claras cómo nuestro nivel socioeducativo condicionaba también, en parte, este sesgo sobre el papel de la mujer en el mundo de la empresa (y no entramos en el mundo personal, que seguro que es mucho peor).
A cabezazos con el techo de cristal
Esta era una de las charlas que tenía marcada en mi TO-DO para este EBE15. Y no porque conociera a Begoña o Beatriz, no tenía ni idea, pero sabía que mucho se tenían que confundir la organización para ponerlas encima de uno de los escenarios del EBE. La charla estuvo trufada de grandes ejemplos que me hicieron reflexionar sobre esa discriminación. Con un rollo muy divertido y ameno, consiguieron engancharnos y mantenernos en la charla hasta el final. En ese momento «saltó la liebre» y el título que encabeza este post:
Ante la duda, contrata a una mujer. Posiblemente los demás no lo hagan.
La discriminación nunca puede ser positiva. Me niego, la discriminación es negativa. Siempre. La discriminación es seleccionar excluyendo o dar trato de inferioridad a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, etc. Y la reivindicación no debe ser (o al menos yo lo entiendo así) que como hemos sido discriminadas, vamos a discriminar ahora a los hombres. Lo siento. Me cuesta mucho entenderlo. No se entendería que hubieran dicho: «Ante la duda, contrata a un hombre». No tiene sentido. Ante la duda, haz otra prueba y no te dejes influir por lo que tiene entre las piernas. Ante la duda, sigue indagando en su pasado profesional (¿fueron buenos compañeros?,hicieron piña con el equipo?, ¿trabajaron bien ante una situación de estres?, ¿crean buen clima laboral?,…) Creo que hay muchas mas posibilidades para seleccionar a una persona que por el sexo que sustenta (que, a pesar que puedes comprarte un chocho por 15.000€, que me dijeron en la charla, no creo que sea algo definitivo ni relevante para un determinado puesto)
Los clubes de chicas y asociaciones donde solo hay mujeres, tampoco creo que sean la solución. Creo que, como dijeron ellas muy bien, la guerra se debe luchar en el campo de batalla donde se producen las deficiencias o donde ese techo es mucho mas obvio: En las asociaciones de empresas, en los clubes, en los círculos donde la mayoría es masculina. Es ahí donde la lucha es mas que necesaria. Pero esta lucha no se debe sustentar, una vez mas y permitidme que insista, en la discriminación del hombre por defecto. Si criticamos el «club de chicos», donde los chicos se reunen para tomar decisiones sin contar con el resto, no podemos decir: pues ahora lo hacemos nosotras.
Y por eso mi «salida de tono» de esta mañana. Espero que Begoña y Beatriz me perdonen y completen este post con su opinión. Me haría muchísima ilusión.
PD: También pienso que la discriminación positiva no existe y, cuando se usa para justificar algo, hace flaco favor a las personas que la sufren (¿tu estás aquí por que vales o porque te hemos metido para cubrir un cupo?)