La presencia o ausencia del agua diseña caprichosamente las tierras del interior del levante andaluz. Cuando las precipitaciones son escasas, compone paisajes desérticos de gran plasticidad, como Tabernas o la Sierra de Cabo de Gata – Nijar, paradójicamente rebosantes de diversidad biológica; en otras ocasiones su abundancia por momentos, ya sea en forma de nieve o agua, modela imágenes antagónicas que van desde las sierras de alta montaña de Sierra Nevada y Sierra de María al norte, haciendo pausa en el camino en las ramblas de la Alpujarra para, a modo de hilo de vida, ganar las vegas del Andarax y Almanzora.
Por otra parte, cuando el agua toma cobijo en sus entrañas, origina baños termales de reconocido prestigio debido a la calidad y propiedades terapéuticas de éstas. Todo ello en una provincia que desde «Calar Alto«, en los Filabres, se alza a uno de los cielos más limpios de la península. Sierra que fue y es tallada por el hombre en busca de su codiciado mármol. Asimismo, en estas tierras de levante se erige uno de los castillos renacentistas más bellos de Andalucía, en los Vélez.
La Alpujarra Almeriense
En la Alpujarra Almeriense encontraremos el primer municipio ecológico de España, Ohanes, conocido también por compartir su nombre con un tipo de uva de lenta maduración, la que fuera llamada «uva del barco«, que en otros tiempos cruzó nuestras fronteras introduciéndose en el corazón de Europa. Singular y curiosa resulta la fuente ubicada a la entrada del puebla que emana de la roca y en cuya construcción el hombre simuló las técnicas que utiliza para levantar las viviendas típicas de la zona mediante la omnipresente roca local: la pizarra. Entre huertas ecológicas, el impresionante Monasterio de la Virgen de Tices nos recuerda el misticismo que impregna estas «Tierras Altas«. A través del cauce ascendente del río Andarax, superado un paisaje que simula pétreos e interminables escalones saturados del verde amarillento de la parra, el almendro y el naranjo, que ascienden hacia el limpio cielo serrano, llegaremos al encantador paisaje de su nacimiento en Laujar. Localidad en la que el agua envuelve todo lo cotidiano bajo el fluir de sus 17 históricas fuentes públicas y que alberga la bien llamada Catedral de la Alpujarra. Sus suelos, a caballo entre dos sierras, Nevada y Gádor, bien regados, rezuman exuberante vegetación, de tal suerte que es considerada el pulmón de Almería. Estas tierras labradas desde antaño por la vigorosa mano del hombre alpujarreño nos ofrecen hoy un excelente vino ecológico, auténtico deleite alpujarreño. Por todo ello no es de extrañar que Boabdil pasara sus últimos días en la península por estos lares. Si nos dejamos llevar por el rumor del río en su marcha hacia las tierras bajas, las aguas termales tanto de Alhama de Almería como de Sierra Alhamilla en Pechina, «alberca de oro» de la Almería musulmana del S. XI, cobran el mayor protagonismo, volcándose a modo de embudo hacia el Bajo Andarax. Aquí, en las cercanías de Santa Fé de Mondujar, encontraremos el yacimiento arqueológico de «Los Millares», el origen de uno de los momentos más interesantes de la prehistórica de la Península, la Edad del Cobre. Su centro de interpretación y la rehabilitación de varios de los elementos arquitectónicos más sobresalientes (murallas, enterramientos, etc.) permiten sumergirnos en los albores de nuestra civilización.
La Almería verde desaparece por completo a espaldas de Sierra Alhamilla, los paisajes quedan impregnados de un sabor seco y soleado que nos recuerda al lejano Oeste cinematográfico, a la sazón, desde la década de los sesenta del siglo XX, esta tierra ha sido y es escenario cotidiano de filmes y espectáculos de este género artístico. Pero antes no podemos dejar pasar y hacer posada ante el imponente Castillo de Gergal, y contemplar la incontestable belleza del paraje natural del Desierto de Taberna.
En este post hablamos de las siguientes ciudades: Tabernas, Filabres, Los Vélez, Ohanes, Laujar, Alhama de Almería, Pechina,Santa Fé de Mondujar.